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Se ha observado que niños de cuatro a ocho años se hablan ellos mismos el 20% del tiempo en lugares y momentos que lo permiten; a éste comportamiento es al que los psicólogos llamamos habla privada.

El habla privada varía mucho según la situación, pero incluso los más pequeños recurren mucho más al habla social para comunicarse e intercambiar ideas. 

Corroboro con los pensamientos de Vygotsky, psicólogo ruso, cuando plantea que el habla privada a menudo imita el lenguaje social de los adultos y contribuye al progreso del pensamiento y la auto-dirección.

Esto provoca que se determinen tres fases en el desarrollo del habla privada infantil: en la primera, la conducta acontece después de la acción; en la segunda, se acompaña a la acción, mientras que la tercera, precede a la acción. En todas estas fases, el habla privada parece servir para controlar o guiar la conducta mientras se realiza el cometido.

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Se debe destacar que la secuencia corresponde a los procesos de pensamiento en desarrollo; por ejemplo, en la última fase se refleja cuando el niño está planeando un curso de acción. Los cambios de la primera a la tercera fase ilustran el progreso de los procesos de pensamiento en la conducción del comportamiento y en el desarrollo lingüístico.

Numerosos investigadores han informado de una posible relación entre la inteligencia y la cantidad y calidad del habla privada. Al parecer, entre más brillante es el niño, más recurre a ella y más maduro es su contenido.

También se ha descubierto que en apariencia, el acto de hablar a solas sigue una curva; al principio aumenta, mientras el niño gana un control personal, llega al máximo a los cuatro o cinco años y disminuye de manera drástica hacia los ocho. Investigaciones posteriores han confirmado los vínculos entre habla privada, conducta y pensamiento.

Aprender a pensar y conducirse no son las únicas funciones del habla privada o del hablar solo (como mayormente le llamamos). Por ejemplo: parece ser que los niños se hablan como forma de jugar y relajarse, expresar sentimientos y recibir emociones e ideas. Los pequeños obtienen gran placer del juego verbal, que es una importante estrategia para aprender el lenguaje.

Para los niños, el hablar solo es un momento en el que tienen la oportunidad de contar fantasías, o platicar con un amigo imaginario o con objetos inanimados. Así, el habla privada es una manera de expresar los sentimientos personales, mejorar la comprensión del medio y desarrollar el lenguaje, además de que es un instrumento para el progreso del auto-control y el pensamiento.

Kedmay Klinger, es psicóloga clínica.

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