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Los peques sueñan con sus vacaciones, se imagina corriendo en el campamento o gozando de lo lindo en casa de los abuelos, pero antes de abrirle las puertas al asueto de verano, deben pasar por un período especial de estricta disciplina y tensiones: los exámenes finales.


Aunque la pedagogía moderna resta valor al examen como instrumento de medición de la calidad del estudiante, valorando más el esfuerzo, el proceso de aprendizaje, la realidad es que en la mayoría de las instituciones educativas,  los estudiantes dependen del resultado de sus exámenes para aprobar o repetir la materia.

Los exámenes no deben ser el “cuco” de los niñ@s, ni siquiera de los indisciplinados. De tu supervisión depende que los chic@s tenga todo el año escolar  buenos hábitos  de estudios que le permitan afianzar su aprendizaje en casa y salir bien librado de las pruebas.

Organización para un buen resultado

Un niño asustado tiene menos probabilidades de realizar con eficacia los mandatos  que se le pide en una prueba.  Los nervios pueden jugarle una mala pasada hasta al mejor de los estudiantes, así que resulta conveniente preparara los chic@s con tiempo para el estrés del cierre del año escolar,  a distribuir con inteligencia la carga extras de exámenes, proyectos y tareas especiales.

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Empieza por mejorar los hábitos de estudios de tus hijos: los repasos se hacen en un lugar libre de distracciones, todos los días  y siempre a la misma hora, recomienda la psicóloga Juana Estebania Martínez, especialista en problemas de aprendizaje.  El consejo vale para todo el año escolar, no permitas que solo se cumpla en época de exámenes.

Crear junto al niño un  calendario y horario de repasos que se cumpla al pie de la letra, es otra de las observaciones a seguir en la época de pruebas, dice la experta. Contrario a lo que se cree, los largos periodos de estudio no dan buen resultado,  es mejor realizar sesiones de 30 a 45 minutos con descansos intercalados, que incluyan  la revisión de contenido de todas las materias, aun las que aparenta ser más fáciles y menos importantes.

Dale confianza.  A veces los estudiantes tienen todas las herramientas para aprobar sus exámenes, pero les falta creérselo.   Unas palabras de estimulo, además de relajarlos pueden darle la seguridad que les hace falta.