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Ser padres nos crea un sentimiento y un instinto de protección. El querer, proteger y amar incondicionalmente está sumergido en nuestro ser. Cuando hablamos de niños “ñoños” ¿qué implica esto? “Ñoñerías” son las reacciones y acciones que se asume cuando se quiere algo; se define como actitud tímida, que carece de seguridad y que adjudica exigencias impertinentes por caprichos particulares.

Todos tenemos cosas que nos gustan y disgustan. Estos gustos definen la personalidad. No obstante, cuando cedemos excesivamente las peticiones de nuestros hijos, estamos apoyándolos y reforzándoles sus “ñoñerías”. Evitar que nuestros hijos sean ñoños no es dejar de complacerlos en ciertos momentos.

Es educar, enseñarles el bien y el mal. Si tienes un hijo que es “quisquilloso” al comer, no es llevándole la comida a cada lugar que visiten, la forma en que lo vas a ayudar.

Si no, es exponiéndolo a otras opciones lo que los ayudará a crecer. No hay mayor crecimiento que el que se da en momentos de necesidad.

El rendirte a cada petición de tu hijo y crearle un mundo imaginario porque no quieres que le falte nada, no le enseñará a vivir ni a conseguir lo que quieran. Con esto, les quitas la iniciativa, les proporcionas realidades muy fuera de lo que es real.

¿Cómo evitamos las ñoñerías? Procurando no acomodarlo al punto que no tenga interés de luchar por algo; evitando complacerlos a cada petición, permitiendo que resuelvan sus pequeños problemas, limitándolos en gustos y peticiones aunque podamos proveérselas.

Cada niño es diferente, algunos más sensibles, audaces, introvertidos, otros extrovertidos. Conocerlos bien y saber manejar sus límites nos puede ayudar a comprenderlo y manejarlo mejor.

Como padre es importante manejarte de acuerdo a la visión de quien quieres que sea tu hijo en un futuro: un hombre o mujer independiente y con valores. No implica esto, que abrazarlos, acariciarlos y complacerlos les hará daño. Es el día a día, las exigencias que le hacemos, la rutina, la confianza en ellos mismos que vamos alentando y los límites que proveemos, es lo que nos ayuda a criarlos responsables, capaces de vivir en sociedad de manera sana.

Dar amor y educar, no es sinónimo de acomodar y complacer.

Por: Liza Rivas Parent Coach