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Los establecimientos de comida rápida o «fast food», son malamente llamados de «comida chatarra». Por principio, ninguna comida es mala en sí misma. Todo va a depender de cuándo y cuánto coma y sobre todo, de cómo lo combine. Dicen los que saben que «una vez al año no hace daño». Si el gusto no lo va a matar… es importante que tenga en mente una serie de consejos nutricionalmente prácticos.

Términos con truco:

En las grandes cadenas de comida rápida, los platos se bautizan con términos mercadológicamente atractivos, que tientan sólo de leerlos. Estamos en la moda del «extra grande» y debe aprender a defenderse no sólo de lo que come, sino también de lo que lee.

Corra mental y literalmente de platos que lleven integrados algunos de estos términos: enmantequillado, empanado, enharinado, cremoso, «crunchy», refrito, «bañado», etc. Y en cuanto a porciones: Combos «grande», Jumbo, King size, Supremo…

Cuentos chinos…

Muchos creen que evitando ciertos tipos de restaurantes evitan ciertos tipos de libras. Nada más lejos de la verdad: puede combinar de forma saludable comida de establecimientos considerados «chatarras», o puede llenar su cuerpo de colesterol en un restaurante «Light». Todo está en la combinación y las porciones. ¡Puede hacerlo!

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En los restaurantes de comida rápida no hay sorpresas. Sabe lo que va a encontrar en el menú y conoce que tiene opciones de acompañamientos y tamaños. Manténgase firme y escoja las porciones regulares y/o para niños. No se olvide de las bebidas. Deben ser pequeñas también.

• Mejor de estas opciones: Papas asadas, pollo a la parrilla, leche semi o descremada; aderezo con grasa reducida o sin grasa; porción de ensalada con aderezo aparte; hamburguesa sola (sin acompañantes, tamaño regular o para niños); y si no lo puede evitar, papas pequeñas.

Evite de éstas: Salsa de queso, nuggets de pollo (casi siempre le dejan la piel, frita), croissants, sándwich de pescado (cuando está frito), pollo frito, papas fritas grandes o extra grandes; aros de cebolla; salsas o acompañantes adicionales ricos en grasa, tales como queso, chili o salsa tártara.

¡Puro charro!

Los restaurantes mexicanos atraen a cientos de clientes todos los días: la comida es deliciosa y relativamente económica. Tiene muchos vegetales, cierto, pero también mucha grasa escondida. Pida salsa mexicana (de tomatito y cebolla) en lugar de aderezo de ensalada, guacamole o crema agria. Y que no le agreguen queso en el borde o pídalo bajo en grasa.

• Mejor de estas opciones: Sopa de habichuelas negras; ceviche, chile, enchiladas, burritos o tacos suaves (sin crema agria, guacamole y queso); Fajitas, Ensalada mejicana sin los nachos

• Evite de éstas: Chimichangas; extra queso; frijoles refritos, crema agria, tortilla dura, topopos o nachos fritos.

¡Pizzas para todos!

La buena noticia es que las cadenas de pizzas se han adaptado a los tiempos y el cliente puede elegir uno a uno los ingredientes que desea formando una combinación muy personal. Si puede, comience con una porción pequeña de ensalada que le aplacará bastante el apetito. Ordénela con el aderezo aparte o solo vinagre.

• Mejor de éstas: Estos «toppings» deben ser sus preferidos: Pollo parrilla; queso descremado o de mucho sabor; tuna; opciones vegetales tales como brócoli y espinaca.

•Bajo ningún concepto incluyas…Tocineta, queso extra, albóndigas, aceitunas, Pepperoni, salchicha italiana…

Es sólo cuestión de recordar a tiempo y ordenar con su peso ideal en mente. Pero volvemos a lo básico: una vida sin un gusto pecaminoso de vez en cuando… no es vida.

Por Himilce Tejeda Periodista especializada en gastronomía Sección Revista de Diario Libre