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Próximamente la Dirección Infantil y Juvenil de la Secretaría de Estado de Cultura realizará las «Tardes de Cuento» en la Biblioteca República Dominicana, donde los pequeños se pondrán en contacto con clasicos de la literatura universal. Aprende un poco más sobre el maravilloso arte de la narración y asiste con tus hijos a esta hermosa actividad de la que te daremos detalles más adelante.

El arte de Contar Cuentos

El cuento es el primer medio de transmisión que desarrolló la humanidad. A través de los cuentos aprendemos la magia de la vida, las leyendas del clan, y tomamos conciencia del sitio que nos corresponde.

La narración oral es una de las formas más lúdicas para acercar a los niños a la literatura. Recurso que, además de cultivar la imaginación, colma a las personas de gran sensibilidad, gracias al despliegue escénico con que cuentan las historias.

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El objetivo de este arte es despertar un gusto especial por la literatura de calidad, contribuir al desarrollo emocional e intelectual de los niños promoviendo y fomentando la lectura.

Contar cuentos a los niños

El niño disfruta las historias antes de aprender a leer. En la antigüedad, el narrador oral poseía el don de divertir con su arte y transmitir de generación en generación toda la riqueza de sus ancestros, mediante mitos y leyendas. Los niños están interesados no en los libros, sino en las historias. Es mejor conectarlos con el fascinante mundo de los cuentos.

El paso hacia la lectura se dará de manera natural, ya que la imposición académica destruye el deseo de leer del niño, sobre todo en el adolescente. Leer es una necesidad, no una obligación.

Se ha comprobado que los estudiantes van a buscar a la biblioteca el relato que han escuchado y, si no lo encuentran, piden otro libro del mismo autor.

Cualidades de un narrador.

La técnica número uno para los narradores es elegir un cuento que les apasione, pero que sea de utilidad para los niños. El narrador no debe memorizar el relato, sino asimilarlo, descubrir cuál es su esencia, y hacerlo suyo, aportando su visión particular de la historia. El relato pasa a formar parte de él, desnudando la historia de lo innecesario.

Es imprescindible que el narrador conozca cuáles son sus límites de expresividad, de improvisación y no contar jamás un cuento por el que no sienta ningún tipo de interés. El ‘cuenta-cuentos’ debe emocionarse con el relato que está contando y que esta emoción se imponga desde el principio, logrando que las palabras fluyan con libertad.

Sólo hace falta abandonarse al cuento, vivirlo y dejarse llevar. El paso de escuchar cuentos a leerlos es muy importante en la formación de lectores, sobre todo porque permite recuperar la intimidad con las lecturas y las historias.